¡La lucha entre diversas religiones, sectas, filosofías y diversas ideas!
. Este es el Tercer Tiempo en el cual el espíritu de la humanidad, habrá de liberarse de las cadenas del materialismo, eso traerá consigo la lucha de ideas más grande que registre la historia de los hombres.
Este es el Tercer Tiempo en el cual el espíritu de la humanidad, habrá de liberarse de las cade
Estamos en un mundo de pensamientos e ideas encontradas, donde los odios chocan y las mentes palpitan y vibran torturando su pensamiento con diferentes sentimientos, ocasionando una verdadera tempestad del espíritu,
Son tiempos de controversias, porque de todas partes surgen teorías, doctrinas, religiones, sectas y filosofías y hasta la misma ciencia participa. ¿Quién tiene la razón, o es dueño de la verdad?
Una gran batalla está a nuestras puertas, en esta lucha todos participaremos: Científicos, pastores, ministros, teólogos, gobernantes, sabios, intelectuales, ateos, creyentes, materialistas, filósofos y religiones, y en esta gran lucha deberá ser destruida la mentira y el mal, surgirá victoriosos el bien y la verdad.
Todos estos acontecimientos, ¿No nos hablan de que algo que se aproxima, que está tocando a su fin y de que una nueva era comienza a esparcir su luz? ¿No presentimos la batalla?
Después de haber caminado mucho, la humanidad aún permanece dividida espiritualmente. Parece que a cada pueblo se le ha dado a conocer una verdad diferente, o que hay un dios para cada quién.
Cada quien defiende su verdad
En este tiempo religiones y sectas se encuentran confundidas, diciendo que han tenido un origen elevado, ¿Cómo pueden crear verdadera paz cuando cada una va proclamando lo suyo como único verdadero y combatiendo al mismo tiempo a las demás religiones?
La división espiritual de los hombres se debe a que unos tomaron una rama y otros otra. Un solo árbol es el que existe, en cambio, sus ramas son muchas; pero los hombres no han querido entender que la Doctrina única de nuestro Dios en su esencia pura, por lo que sus discusiones las distancian y existiendo grandes diferencias entre ellas. Cada una cree poseer la verdad; y se siente en lo justo; Si sólo probamos el fruto de una sola rama y desconozcamos el de las demás, no llegaremos a reconocer que todos los frutos provienen del árbol divino, cuyo conjunto forma la verdad absoluta, por lo tanto nadie debe de sentirse orgulloso de poseer toda la verdad.
La Cristiandad se dividió en sectas que no se aman entre sí, que humillan, desprecian y amenazan con falsos juicios a sus hermanos. Son cristianos sin amor, porque Cristo es amor.
Muchos sordos y ciegos, interpretando imperfectamente la palabra del Creador de la vida, han divido sus opiniones, creando así diversidad de sectas, ¿Cómo podrán amarse unos a otros, según el precepto máximo de la Ley?
Todos luchan defendiendo su creencia, y en ese combate, el espíritu de los hombres despertará. En esa contienda veremos a las grandes religiones usar más de la fuerza y la injusticia que del amor y la caridad. Veremos sus ambiciones por absorber a los débiles.
Los libros serán escudriñados como nunca lo habían sido, se levantarán sectas contra sectas, religiones en guerra con otras religiones y doctrinas contra doctrinas.
¿Qué pasará cuando la humanidad se de cuenta de que su desmedido amor por el mundo y su culto por el materialismo los ha llevado a un fracaso doloroso? ¿Qué será de los hombres cuando la conciencia, que es la propia voz del juez divino, los despierte y contemplen su obra? Su dolor será acerbo, su arrepentimiento grande.
Tratarán de encontrar el camino perdido, de buscar los principios y las leyes de las cuales se han apartado.
¿Por qué las religiones, se ven como enemigas se amenazan, se hieren y se dan muerte? ¡Eso jamás lo ha prescrito la Doctrina del Cristo! Quienes así lo hacen, no son defensores de la verdad, sino enemigos de ella.
La lucha es intensa, porque cada quien cree perfecta su religión e impecable su forma de cumplir con ella.
¿Quiénes vencerán en esa batalla? Ninguna religión resultará vencedora, así como en esta guerra fratricida que hoy padecemos, ningún pueblo quedará triunfante. La derrota será en todos porque la verdad tiene sus propias armas para defenderse que están dentro de la misma verdad.
¿No os avergonzamos de estar cometiendo faltas en pleno tiempo de la luz y cuando ya nuestro espíritu debiera haberse elevado sobre la miseria humana?
Las diversas religiones se desconocen diciendo estar enseñando la verdad.
Las grandes religiones tienen mucha impotencia para unir y regenerar a la humanidad, al contrario, somos testigos de su desunión.
Si los hombres se prepararan con amor y respeto para sus semejantes, cuánto dolor y confusión se evitarían! sólo buscan prepararse para la guerra o cuando menos para la defensa.
Sobre esta guerra de ideas, impera el dominio material y la injusticia, pero al paso del tiempo veremos que sobre las diferentes verdades de diferentes religiones o sectas, surgirá la única verdad, del Dios único.
Es necesario que surja esta lucha, para que todo vuelva a su primitiva verdad, para que los dormidos despierten y los que se hallan estacionados, salgan de su rutina. Esta batalla es indispensable para que salgan a la superficie todas las lacras y los errores que se acumulen en el fondo de cada culto y de cada institución. Sólo después de esa tempestad podrá venir una depuración moral y espiritual de los hombres, porque verán surgir la verdad, la conocerán, la sentirán en sí, y ya no podrán volver a alimentarse de apariencias ni ficciones.
Si en vez de complicadas religiones, la humanidad se concretara, a estudiar, a analizar y a vivir cumpliendo y practicando la Doctrina del dios verdadero, en nuestro mundo habría más luz y en los espíritus.
Amaos los unos a los otros, he ahí mi máxima, el mandamiento supremo, sin distinción de credos, razas o religión alguna.
Reclamo y juicio a las religiones del mundo.
La humanidad. Cree estar cumpliendo con la Ley divina sólo porque dice tener religión y cumple con el culto externo. En la ley se nos dijo: No matarás, y estamos profanando ese mandamiento al derramar a torrentes, la sangre de vuestros hermanos.
No sólo asesinan los que quitan la vida del cuerpo, también los que destrozan el corazón con el engaño. Los que matan los sentimientos del corazón, la fe, el ideal, son asesinos del espíritu. Y cuántos de estos van libres, sin presidio y sin cadenas.
¿Creemos dar cumplimiento al precepto de amarnos los unos a los otros? ¿Creen las religiones están cumpliendo con esa máxima, reconociendo sólo a sus fieles y desconociendo a los que pertenecen a otra secta?
¿De qué les sirven las religiones a los hombres? Todas tienen como principio la creencia en Dios y como Ley el bien; No podrán las religiones decir que si están cumpliendo con la Ley porque lo niegan con las obras imperfectas que a diario llevan a cabo en el mundo.
Muchos hombres y mujeres, a pesar de que en sus religiones manifiestan estar diciendo la verdad, llevan el corazón muerto a la fe, al amor y a la luz. Creen que con orar en sus templos y asistir a sus ritos, tienen asegurada su salvación, mas Yo os digo que es menester que el mundo sepa que la salvación sólo la alcanzará mediante la realización de obras de amor y de caridad.
Ese paso tendrán que darlo todas las religiones, deberán inspirarse en el anhelo de amarse unos a otros en un acto de amor hacia el Padre, a quien todas dicen que adoran.
Si las religiones o sectas comprendieran la pureza y esencia de la Doctrina Cristiana, y la practicaran llevarían a la reconciliación y a la paz a los pueblos. Pero no ha sido así. Todas ellas se han mantenido distanciadas unas de otras, distanciando y dividiendo espiritualmente a los hombres, quienes se ven como enemigas o como extraños. Cada religión, busca medios y argumentos para demostrar a las demás que son poseedoras de la verdad y que las demás están equivocados; pero ninguna tiene la fuerza ni el valor para luchar por la unificación de todas, ni tiene la buena fe para descubrir que en cada creencia y en cada culto existe algo de verdad.
Mientras las religiones persistan en sus diferencias, el mundo seguirá fomentando su odio y no podrá dar el paso decisivo hacia el verdadero culto. ¿Cuándo nos vamos a comprendernos y a unirnos, dando así el primer paso hacia el amor de los unos a los otros, si aún hay hombres que creyendo poseerla clave o el secreto de la salvación del espíritu y las llaves de la vida eterna, desconocen a todos aquellos que van por caminos distintos, porque a su juicio son indignos de llegar a Dios?
¡Cuánta ignorancia tenemos como humanidad! ¿Hasta cuándo vamos a despertar a la realidad? ¿No nos damos cuenta que al cumplir con nuestras religiones nada le entregamos al Creador de la vida, ni tampoco nada le proporcionamos a vuestro espíritu?
Cada quien tenemos nuestras propias interpretaciones sobre la Ley y la Doctrina Cristiana y creemos estar cumpliendo, pero lo hacemos a nuestra manera.
Sobre la Ley Divina, los hombres han creado distintas religiones, leyes, credos y ritos, conforme a su entendimiento, para decir a la Humanidad: “Este es el camino verdadero”; mas nunca se nos entregó religión alguna, solamente una Ley en todos los tiempos.
Mientras las religiones permanezcan sumergidas en su sueño y no rompan su rutina, no habrá despertar en el espíritu del ser humano, ni aspiración de los ideales espirituales; y por lo trato, no podrá haber paz entre los hombres, ni aparecerá la caridad; no podrá brillar la luz que resuelve los graves conflictos humanos.
Nuestras religiones no tienen la luz, la espiritualidad, ni la fuerza necesaria para, contener tanta maldad.
Las religiones duermen el sueño de los siglos, sin dar un paso hacia adelante y cuando despiertan es sólo para agitarse en su interior sin atreverse a romper el cerco que se han creado con sus tradiciones.
No hay religiones malas, solo que se aletargado a través de los tiempos, sin dar un paso adelante en el camino de su evolución.
Las religiones Cristianas, por el mismo Cristo se dividen. ¿Cómo es posible que existan religiones que acojan a unos y rechacen a otros?
Son muchos los caminos que se abren ante el espíritu de la humanidad; sin embargo, no existe una sola religión perfecta, aun cuando algunas están basadas en la Doctrina Cristiana ¿En dónde está esa divina palabra y la esencia de la Doctrina? Se ha quedado guardada en los libros envejecidos y polvorientos, porque en vez de amor y caridad, de humildad. Comprensión y justicia, sólo existen ritos, tradiciones y vanidades, muchos sufrimientos e ignorancia.
En todas partes del mundo; surgen hombres y mujeres pregonando que son enviados de Dios, diciendo que son profetas o emisarios.
¿Cómo han falseado la verdad de la justicia divina todos los que van predicando una doctrina de temores, de castigos y de ignorancia. ¿Porqué de esa actitud? Porque necesitan tener supremacía sobre los demás, porque no conocen la humildad y en cambio tienen mucha vanidad para nombrarse poseedores de la verdad y predilectos sobre los demás.
Predican la ignorancia y atemorizan para no perder su lugar de privilegiados. Sólo la luz y piedad del Creador de la vida, podrán salvar a las grandes multitudes, del abismo y las tinieblas hacia donde son conducidas.
Se predica una fe ciega, sin conocimiento, una fe adquirida por temores y supersticiones.
Quienes atribuyen a Dios todos los males que aquejan a la humanidad, todas las plagas, hambres y pestes, llamándolas castigos o ira de Dios, son los falsos profetas, porque no conocen la verdad y quieren enseñar a los hombres cómo es Dios.
El ejemplo sublime de Jesús el Cristo y la obra de sus discípulos no ha sido imitado. Muchos se han convertido en señores en vez de ser servidores, han llenado su corazón de superioridad y orgullo y sólo han perseguido la riqueza, la pompa y los honores, olvidando las necesidades de los pobres, haciéndose indiferentes e insensibles a la miseria y al sufrimiento de los demás. Por eso los hombres van de una religión a otra en busca de verdad. De ahí la necesidad espiritual que experimentan de crear nuevas sectas para buscar la verdad libremente.
¡Qué responsabilidad espiritual tan grande ante el Creador de la vida de quienes en este mundo han conducido a la humanidad, tomando el nombre de Dios y olvidando la esencia, y la humildad, han estacionado o confundido a sus “fieles”, porque verán partir de entre sus filas a millares de hombres en busca de la verdad, turbas hambrientas y sedientas de luz del espíritu.
Ante todo esto es necesarios que se desate la tempestad, que surja la lucha de ideas, para que la humanidad despierte y contemple la luz que ha mucho tiempo sueña en admirar; los ciegos quieren guiar a los ciegos y los que no han practicado la Doctrina, quieren dar conducción a los pecadores.
Llegará el momento en que la confusión sea con todos los espíritus y éstos no encuentren en ningún sitio el refugio de la paz. Será entonces cuando los hombres busquen las mentes más preclaras de los ministros más eminentes por su mayor inteligencia, de los que son tenidos por santos por la humanidad, y su asombro será muy grande, cuando se den cuenta de que ellos son también náufragos que van sin brújula, sin paz y sin luz. En medio de ese caos, se levantarán los espíritus buscando su salvación y más allá de los densos nubarrones, contemplarán la luz, como una nueva vida, como una nueva aurora y esa luz será la del Espíritu Santo, será el faro que alumbre a todo el Universo, esperando el retorno de los hijos, iluminando los océanos tempestuosos.
Llegará el tiempo en que la humanidad, la ciencia, las religiones, la filosofía, las sectas, sientan la presencia de lo divino y reconozcan la llegada del Nuevo Tiempo. Los veremos a unos y a otros deliberar, interrogarse y hacerse proposiciones, aun cuando por momentos su vanidad les haga creerse superiores unos a otros.
A todos se nos preguntará qué han hemos hecho la Ley y de la Doctrina Cristiana.
Para Dios no existen nombres de religiones, ni organizaciones, para nuestro Padre solamente tiene valor la práctica que hayan hecho los espíritus en su Ley de justicia y de amor.
Extractos del Tercer Testamento