El verdadero amor
Para vosotros el amor es una bella palabra, pero hasta hoy no habéis penetrado a su verdadero sentido.
Hoy vengo a enseñaros el verdadero amor el que está más allá de vuestra vida humana.
Desde la infancia hasta la ancianidad, tenéis ejemplos claros de todo lo que se logra con amor y de las penas que originan la falta de caridad; pero vosotros, más insensibles que las rocas, no habéis sabido aprender las enseñanzas y ejemplos que os da el diario vivir.
En lo más íntimo de cada criatura existe una fibra de amor, que al ser tocada vibra. Es menester llegar a ella por el camino de la ternura y de la caridad, para que despierte y haga sentir al corazón algo de lo que Dios siente por cada uno de sus hijos: Amor.
Quien no siente mi amor en su corazón, prívese de hablar, porque caerá en prevaricación. Si una madre, no tiene nada material que ofrecer a su amado y pequeño hijo, lo estrecha contra su corazón, lo bendice con todo su amor, le cubre de ósculos, lo mira dulcemente, lo baña con sus lágrimas, pero jamás trata de engañarlo con actos vacios de amor.
¡Oh varones y mujeres del mundo que habéis olvidado en vuestras ciencias lo único que puede haceros sabios y felices; os habéis olvidado del amor que todo lo inspira, del amor que todo lo puede y todo lo transforma
Para descubrir y comprender mis mensajes, necesitáis primero ser bondadosos y mansos de corazón, virtudes que existen en todo espíritu desde el instante de su formación, mas para llegar a sentir el verdadero sentimiento elevado del amor, necesitáis espiritualizaros, cultivando vuestros buenos sentimientos; pero todo habéis querido tener en la vida, menos amor espiritual.
Quiero mirar en vosotros el amor, el verdadero amor que ha de restaurar todas las fuerzas y devolver la gracia a la humanidad, enseñando a los hombres a amarse los unos a los otros.
Pensáis en las ideas elevadas, en las acciones buenas, pero no las hacéis como es mi voluntad, porque no las sentís y por ello ignoráis el sabor divino que dejan cuando se han practicado. no las practicáis con limpidez porque creéis no poder, y no podéis porque no queréis. Y es que para hacer el bien es necesario amar.
Quien ama comprende, quien estudia tiene voluntad; quien tiene voluntad puede hacer mucho. Yo os digo que ni elevación, ni sabiduría tendrá, ni hará obras grandes, quien no ame con toda la potencia de su espíritu.
En este tiempo vuestro corazón aprenderá a latir de amor por los demás, porque llegaréis a reconoceros en verdad como hermanos en Dios. La mano del que ame será fuerte para levantar al caído. La roca que sienta el toque de mi caridad, manará agua inagotable.
Si amáis, los demás beneficios os vendrán por añadidura. El amor os dará la sabiduría para entender la verdad que otros buscan inútilmente por diferentes caminos.
¿Por qué habéis dejado que se seque la fuente de amor que he puesto en vosotros?
Muchos de los hombres de este tiempo al oir que con frecuencia se repite en mi Doctrina la palabra amor, se preguntan: ¿Cuál es el amor que tanto se nos predica? También en aquel tiempo me preguntaron de qué clase era el amor del que tanto les hablaba Jesús a los hombres, y estando el Maestro sentado junto a un rosal cuyas flores se encontraban secas y marchitas, las acarició con su mano mientras El predicaba, y aquellas flores revivieron bajo el influjo de su caricia, dejando a todos los que le rodeaban verdaderamente maravillados ante semejante prodigio. Así serán los corazones de los hombres cuando sepan amarse unos a otros. Los rosales volverán a florecer y las rosas secas resucitarán.
En todo instante vibráis mental y espiritualmente, pero las más de las veces inspiráis egoísmo, odio, violencia, vanidad, bajas pasiones, herís y sentís cuando os hieren, pero no amáis y por lo tanto no sentís cuando os aman, y con vuestros pensamientos insanos váis saturando de dolor el ambiente en que vivís, llenando de malestar vuestra existencia. Y Yo os digo: Saturad todo de paz, de armonía, de amor y entonces seréis felices.
Ved cómo el amor espiritual no anida en el corazón de los hombres. Ellos aman, pero con un amor egoísta que destruye aun su propia vida, porque las bajas pasiónes es como un gusano que corroe los mejores sentimientos.
Muchos hombres y mujeres dudan de que puedan salvarse por el amor, si precisamente es de lo que carecen. A lo cual os digo que el amor es una simiente divina que no puede morir jamás, que permanece oculta en lo más recóndito de corazón del hombre, y que si hasta ahora no ha germinado es porque no ha sido regada con el agua de la verdad, porque el riego que ha recibido ha sido de aparente amor. Egoísmo, falsedad, hipocresía, vanas palabras de luz, es lo que día a día recibe el corazón de la humanidad, y ¿Es posible que el corazón se alimente de algo que no contenga esencia de eternidad?
Reconoced que desconocéis algunas de las virtudes del amor espiritual, no lo sentís y por eso no lo podéis comprender.
¿Es forzoso amar para salvarse? No, no es forzoso amar para salvarse porque el amor no se da por la fuerza, debe brotar natural y espontáneamente. ¡Oh inmensa y hermosa transfiguración que da el amor, la humildad y la sabiduría!
¿Habéis observado alguna vez cómo las mismas fieras, responden mansamente a un llamado de amor? Pues de la misma manera pueden responder los elementos, las fuerzas de la Naturaleza, todo lo que existe en el mundo material y espiritual.
A Jesús atribuís muchos milagros y de cierto os digo, que sus obras fueron el efecto natural del amor, de esa divina fuerza que estando latente en cada espíritu, vosotros aún no la sabéis usar, porque no habéis querido conocer la virtud del amor. ¿Qué existió en todos los prodigios que realizó Jesús, sino amor?
Nada hay contradictorio en las leyes del Padre, sencillas por sabias y sabias por estar saturadas de amor.
He ahí por qué Jesús os asombró con las obras que llamáis milagros, más reconoced las lecciones que os dio de amor. Comprended que nada hay sobrenatural ni contradictorio en lo divino que vibra en toda la Creación.